18/11/2024
La llegada del lunes, con la habitual resaca post borrachera, de títulos y eventos acontecidos el fin de semana, siempre supone un tránsito dulce y algo aletargado, por algo de cansancio acumulado, que nos recuerda también que no podemos bajar la guardia, ante la llegada del resto de películas a concurso, entre ellas la última participante con bandera española, y los cortometrajes reales y de ficción, localizados como siempre en la jornada de hoy martes, segunda etapa reina, o de montaña, de un Fancine siempre tendente a lo memorable en este apartado.
Dejamos algunos trabajos pendientes, para cuando pase la crónica de los cortos, y nos la jugaremos como siempre, para intentar adivinar cual puede ser la película ganadora de este año, en los apartados de prensa y público, momento en el que ya habremos elegido nuestra candidata para el premio Gato Rabioso, el cual votamos junto al resto de miembros acreditados.
Con el lunes han llegado también los primeros galardones de esta 34 edición. El Rectorado de la Universidad de Málaga ha sido escenario esta tarde de la entrega de premios del XVI Concurso de Cómic e Ilustración, una actividad vinculada al Proyecto Pedagógico del festival con la que se reconoce la creatividad de los alumnos participantes en las sesiones didácticas previas al certamen de la UMA. La vicerrectora de Cultura, Rosario Gutiérrez, y el diputado provincial de Educación y Juventud, José Santaolalla, han conducido este acto que subraya el compromiso de la UMA con la promoción del talento artístico desde el festival. Tenéis toda la relación de ganadores en la página oficial de Fancine.
Mientras, el resto de salas ha acogido la proyección de títulos que todavía no se habían asomado por la cartelera de Fancine, como ‘1978’, un filme de los hermanos Nicolás y Luciano Onetti sobre torturas perpetradas en la dictadura argentina y que sucede durante la final de la Copa del Mundo. Y también ha tenido lugar durante la tarde del lunes la última cita del Fantástico Nacional, la sección en colaboración con Málaga Procultura que se ha despedido con un aire nostálgico. El cineasta Kiko Prada ha presentado en este marco ‘Historias del Halloween’, una antología de historias en la que rinde tributo al cine ochentero de videoclub. Con un reparto encabezado por Javier Botet y en el que además aparecen Macarena Gómez, María Barranco o David Pareja, esta propuesta nos lleva de ‘truco o trato’ por Vitoria junto a un niño de 8 años que, en la tarde de Halloween, se topa con el dueño de un anticuario mientras pide caramelos y le abre las puertas, a través de cuentos tenebrosos y cómics de culto, a un nuevo mundo.
Agradecer, y viene ya siendo un clásico de cada año, a Samuel Béjar Ramirez, colaborador de ésta casa, y amigo personal, que haya realizado la crítica de la hongkonesa 'Twilight of the Warriors: Walled in', un film mucho más cercano a sus conocimientos y capacidad expositiva, y que este año dobla su apuesta personal, para dejarnos otra reseña en la próxima crónica del miércoles.
Os dejamos como siempre las vías de contacto, para que no os falte ni un solo detalle o información referente al festival.
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ELSE
Se cumplen 100 años de la muerte de Franz Kafka, la clase de aniversario que puede de algún modo haber animado a los franceses, a realizar algunos homenajes al padre de La Metamorfosis, con especial atención al reciente estreno de La Sustancia, de Coralie Fargeat, uno de los fenómenos cinematográficos del año.
Finalmente, la ópera prima de Thibaut Emin no va a permitir al realizador galo ingresar en el prestigioso Club Kafka, donde compatriotas como Julia Ducournau (Crudo/Titane), o la propia Coralie Fargeat, miran de reojo al maestro David Cronenberg, para tomar el relevo como sumas sacerdotisas de un estilo muy reconocible, al que a Emin no aspira con Else, la cual podría definirse como la sustancia sin sustancia, su impulso vital es más metafísico, y por tanto bastante menos enérgico, pero al menos hay que reconocerle, aunque no consiga capturar ni de lejos el mismo entusiasmo que aquellas, la voluntad por alejarse por completo de lo convencional.
Con la misma identidad de participar del género de Body Horror, pero con intenciones diametralmente opuestas a su compatriota, el director Thibaut Emin debuta en la dirección, a partir de su propio guión original, con la historia de Anx, un introvertido diseñador que tiene cierta aversión cutánea a la vida, y cuya relación con Cass, una impulsiva alma libre de contagiosa energía, va a sufrir una terrible sacudida, cuando una nueva enfermedad mundial, que hace que las personas se fusionen con su entorno, ponga en peligro su propia existencia.
Un trabajo rodado en un escenario único, que alude en primera instancia a la inquietud cercana por el confinamiento, espacio donde su muestra colorida y vital, en contraposición a una segunda mitad bastante más depresiva, donde la cinta torna a blanco y negro, una vez la curiosa enfermedad que expone, tan inverosímil como hipnótica, se hace con el control de la historia, aportando algún diseño estético genuino.
Como extraño ejercicio de vanguardismo, Thibaut y su equipo indagan en el vacío poético y existencial, haciendo curiosas reflexiones sobre el origen de las especies, y el carácter evolutivo del planeta, a través de Setsuko, vecina del edificio, un personaje sumamente enigmático que parece tener algunas respuestas sobre tan complejo fenómeno.
Del reducido reparto, destaca el esfuerzo de sus dos principales intérpretes, Edith Proust y Matthieu Sampeur, los dos bastante implicados con el material, y expuestos a ese maquillaje artesanal de recomposición corporal, tan del gusto de este tipo de propuestas, que ciertamente no se muestra en Else, ni tan bizarro ni tan agresivo como cabría esperar.
En los apartados técnicos, destaca un buen trabajo de fotografía de Léo Lefèvre, la cual debe ejecutar esa transición entre lo colorido y lo apagado, teniendo en cuenta las texturas por fusión de los materiales con lo orgánico, mientras la música de June Ha y Shida Shahabi, se modula en forma experimental, al mismo tiempo que la propia cinta progresa, hacia ese territorio insondable de lo desconocido.
- Largometrajes a Concurso:
THE SOUL EATER
El cine Polar francés, cuya denominación proviene de la palabra 'policier', tomó prestado muchos elementos del género negro norteamericano de la época dorada, que gozaba de gran popularidad en el país vecino, adaptándolo a una serie de normas propias, que aún conservado muchos de los elementos icónicos de aquel, tales como las famosas gabardinas, coronadas con sombreros de fieltro, o las densas nubes de humo de tabaco, así como los clásicos bajos fondos, aportaba un componente poético a su causa, que potenciaba la clásica personalidad fatalista de sus antihéroes.
Finalmente, The Soul Eater es un curioso ejemplo de lo que se podría denominar como género neo-polar, pero a la que le faltan elementos de mayor convicción, como por ejemplo una mejor dirección de actores, uno de los puntos negros que sufren como realizadores un tándem, el formado por Bustillo y Maury, vestidos con un traje más sobrio de lo habitual, buscando resolver las incógnitas más delicadas a nivel cinematográfico, esas de corte sobrenatural, con relativa solvencia, y que pese a puntuales excesos algo subidos de tono, que también deja alguna escena para los fans de lo impactante, se las arreglan para sacar adelante una producción interesante, que permite ampliar horizontes a dos de los nombres más relevantes del cine de horror francés, pioneros de esa explosión de calidad que ha experimentado el género en el país vecino, en estas últimas dos décadas.
Con la clara intención de participar del Polar francés, desde un punto de vista más moderno, los realizadores Julien Maury y Alexandre Bustillo, habituales del horror galo, cambian de registro, aunque sin alejarse en exceso de su estilo habitual, eligiendo para la ocasión la novela 'Le Mangeur d'Âmes' (El Comedor de Almas) de Alexis Laipsker, de cuya adaptación se encargan Annelyse Batrel y Ludovic Lefebvre, para un relato que presenta a dos agentes de policía muy dispares, los cuales son enviados a un pueblo de montaña donde deben investigar un brutal asesinato, que parece estar relacionado con la desaparición de varios niños.
La inserción como leyenda local, de una monstruosa figura, usada desde tiempos inmemoriales en la región para asustar a los más pequeños, e impedir que se aventuran solos por el bosque, sirve a los realizadores para añadir las suficientes gotas de terror y efectismo, a lo que por otra parte no deja de ser una investigación al uso, rodada de forma tradicional para ser un thriller criminal, con todos los elementos técnicos al servicio de esa idea, pero lo suficientemente vanguardista para intentar modernizar el tono noir al que se subscribe.
También hay lugar en la cinta, para escenarios bañados de sangre, y escenas de corte algo más extremo, en un crisol de tendencias que no siempre acierta en todas sus decisiones, pero al que hay que reconocer el saber mantener el interés de su misterio, mientras avanza por callejones del Polar, presentado personajes marginales y desagradables, que poco o nada van a ayudar a los investigadores en su particular cruzada.
Del reparto, señalar el protagonismo de la ya veterana Virgine Ledoyen, y de Paul Hamy, la ambigua pareja de detectives, que como es habitual en el género, son sometidos a un estudio más profundo de su personalidad, que arroja, casi desde el primer momento, el turbio pasado que arrastran, potenciado la carga psicológica al límite, que provoca tan complejo enigma criminal.
- Largometrajes a Concurso:
AZRAEL
El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de Arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos de Cristo resucitarán primero, luego los que estén vivos, los que hayan quedado, serán arrebatados junto con ellos en las nubes, para encontrarse con el Señor en el aire, y así estarán con él para siempre. (Tesalonicenses 4: 16-17)
Finalmente, la impresión que deja Azrael, es la de que sus responsables no han sabido desarrollar la idea, más allá de su desasosegante enfoque. No se trata para nada de un film despreciable, la sanguinaria fiereza de sus mejores escenas, debería bastar para justificar su visionado, pese a que acabe finalmente manifestándose como una ocasión perdida, por desaprovechar un potencial que seguramente, se hubiera encontrado mejor acomodado en el formato del cortometraje, un terreno donde no se vería obligado a tomar tantas decisiones en su desarrollo narrativo y argumental.
Dicho suceso bíblico, quizá no tan celebre como otros, se conoce como 'El Rapto', y es el punto de partida de Azrael, que se centra más bien en los malditos, los perdedores de ese pasaje, aquellos que por su falta de fe se han quedado sobre la tierra, y a los cuales incluso se les ha privado de su capacidad para hablar.
Rodado en los frondosos bosques estonios, y dirigido por E.L. Katz, a partir del guión original de Simon Barret, un habitual de este tipo de producciones, el Survival Horror de corte folk que propone la cinta, no resultará ajeno a los habituales al cine fantástico y de terror, pero si que al menos llamará la atención por su enérgico arranque, que tarda poco en presentar a una degenerada forma humana, que acecha calcinada a la búsqueda de víctimas a las que arrastrar al infierno de forma sangrienta y salvaje.
Apostando por la localización única, que compone un área boscosa limitada, donde destaca el campamento de los fanáticos que acosan a la protagonista, Azrael hace gala de un tono despiadado y sangriento, muy adecuado para cualquier cinta de horror que pretenda competir en el género, otra cosa son las decisiones que toma en su desarrollo argumental, con algunas ideas no del todo bien planteadas, algunas incluso entre ridículas, o en extremo confusas, a las que no ayuda la falta general de diálogos, aspecto que requería de un mayor compromiso narrativo, si se quería alcanzar un nivel de convicción adecuado.
En un aspecto bastante más positivo, se encuentra la presencia como protagonista de la australiana Samara Weaving, una de las miradas más estimulantes y prometedoras del panorama actual, la cual le está cogiendo el gusto a mostrarse bañada de sangre, como una nueva especie de Scream Queen guerrera, lo que seguro le permite acceder a más papeles similares, atendiendo a los criterios actuales establecidos en el planeta cine.
En los apartados técnicos, destaca la partitura de Toti Gudnason, que ya aportó con igual acierto su batuta en Lamb (2021), mucho del mérito en la tensión de la mayoría de las mejores escenas del film, pertenecen sin duda al trabajo musical, que también añade a su repertorio un inquietante registro de sonidos.
- Horror Zone:
KRAZY HOUSE
A medida que pase más tiempo, y ya casi es una realidad, el homenaje al cine de los 80 del siglo pasado, acabará por confirmarse de forma a idéntica con la década de los 90, en una lógica transición hacia la época del formato video, cuya difusión alcanzaba de lleno al ámbito doméstico, tanto en películas, como en series o vídeos musicales, escenificando el mayor boom en la distribución comercial de productos audiovisuales.
Ambientada en 1990, Crazy House comienza con una perturbadora imagen en blanco y negro de una monja, asesinada a tiros mientras sujeta un bebé, algo que da paso a una colorida sitcom protagonizada por la familia Christian, la cual se rueda con público en directo, y cuyas relaciones y conflictos domésticos de tono amable, van a sufrir un colapso con la visita de tres individuos muy peculiares.
Rodada en un solo escenario, a partir de su propio guión original, por los realizadores holandeses Steffen Haars y Flip Van der Kuil, en su primera aventura en inglés. Lo primero que hay que destacar, es que el título que porta la cinta, le hace verdadera justicia a un enfoque que es una auténtica locura, y que transita como la clásica comedia de situación, con esas típicas risas y exclamaciones insertadas del público tan de los 90, las cuales se van acallando a medida que la trama se oscurece, y el espacio doméstico comienza, al igual que sus protagonistas, a resquebrajarse de manera violenta, teñido por la ira furibunda de sus personajes.
Un trabajo de contrastes, que no acierta en todo lo que plantea, o suena a viejo y pasado, por mucho que la psicosis antiamericana de las ex repúblicas soviéticas fuera una realidad de la época, la sátira funciona mejor con la destrucción de la clásica familia americana, o en su crítica feroz a la religión, la cual vapulea de forma casi sacrílega, más aún si cabe, teniendo en cuenta la fe religiosa de la que hace gala el Señor Christian desde el primer momento.
En ese punto, hay que señalar el excelente trabajo del actor británico Nick Frost, un todoterreno del humor, que sabe modular muy bien su particular descenso a los infiernos, bien acompañado por Alicia Silverstone, antaño lolita norteamericana, muy deseada precisamente en la década que señala el film, gracias a sus trabajos en videos musicales y películas, que rápidamente la convirtieron en un pasajero icono pop, y a la que hay que reconocer, a sus casi cincuenta primaveras, el haber sabido conservarse bastante mejor que la mayoría de actrices veteranas de su generación. Completa el reparto una serie de rostros internacionales, entre los que destaca el belga Jan Bijvoet, muy implicado en su registro, al igual que la joven actriz holandesa Gaite Jansen, ambos componen los perfiles más expuestos del elenco, en el terreno de lo escatológico.
Finalmente, la suerte de Krazy House queda relegada a sesiones de medianoche, será el público amante de lo extremo, quien pueda disfrutar de su apuesta, tan colérica como agotadora, entre simpática y despreciable, su rabia no siempre es contagiosa, se agradece el esfuerzo técnico de sus responsables, que deben ingeniar varias capas visuales para el acabado de un film, que seguramente, y pese a que no excede en su duración, hubiera sido un título bastante más celebrado en el terreno del cortometraje, por mucho que su alcance hubiera quedado aún más alejado del gran público.
- Fanzriller:
TWILIGHT OF THE WARRIORS: WALLED IN
A lo largo del siglo XIX, una decadente China Imperial sufrió una serie de derrotas militares a manos de pujantes potencias europeas que se tradujeron en la concesión de diversas colonias a lo largo de su territorio, una de las mayores fue la de Hong Kong, perteneciente al imperio británico. Su situación como importante enclave portuario primero y como productor de manufacturas gracias a la industrialización después, exigieron una ingente cantidad de mano de obra que abasteció con un gran número de trabajadores chinos, los cuales vivían hacinados en verdaderos hormigueros tridimensionales, caldo de cultivo perfecto para las mafias locales y la delincuencia.
< Escrita por Samuel Béjar Ramirez >
Durante la década de los 80, un joven llamado Chan Lok-kwun llega como parte de una de las oleadas de inmigrantes que buscan en la colonia una vida mejor. Tras un encontronazo con la tríada local, Chan se ve obligado a huir hasta la Ciudad Amurallada de Kowloon, un laberíntico barrio de trabajadores pobres pero con un fuerte sentimiento de solidaridad, donde acaba bajo la protección de Ciclón, el señor local. Durante su estancia en Kowloon, Chan aprenderá lo que significa por fin ser parte de una comunidad, pero los tiempos de cambio traen consigo problemas que amenazan con la existencia de su nuevo hogar.
Twilight Warriors: Walled in (2024) es un ambicioso proyecto cuyo recorrido data de los principios de los 2000 donde diversos vaivenes obligaron a la producción a replantearse en numerosas ocasiones, barajando diferentes equipos y repartos hasta llegar a su versión actual. Basada en una novela y un cómic del mismo nombre (La Ciudad de las Tinieblas), plantea todo un homenaje a las numerosas señas de identidad hongkonesas más pintorescas, como es el subgénero del cine de artes marciales, las triadas, los barrios laberínticos y claustrofóbicos y un cierto gusto por el melodrama que a veces roza la telenovela.
Discurriendo a partes iguales entre el costumbrismo y el cine de artes marciales y con una trama más sólida e interesante de lo que suele ser habitual en el género, Twilight Warrior cuenta con un reparto correcto, a veces coral, del que forma parte el propio escenario (al mismo tiempo refugio y prisión, y que demuestra una cuidada recreación y atención por el detalle del mismo) en la que se perciben tablas en la dirección a cargo de Soi Cheang, mediante unas magníficas coreografías (con pinceladas fantásticas) y un muy moderado apoyo en la plañidería (tan del gusto del cine asiático) a lo largo de sus (quizá excesivos) 125 minutos.
Un digno homenaje al cine de artes marciales, del que vendría a ser algo así como una versión Premium, donde puede notarse el esfuerzo realizado en la reconstrucción de escenarios lo más fidedignamente posible a la realidad, hecho que parece haber repercutido positivamente en el publico hongkonés, claro objetivo de la cinta.
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