Crítica a Terrifier 3: Art the Clown regresa por Navidad.


Justo ahora, que se cumplen cincuenta años de 'La Matanza de Texas', conviene tanto recordar, como celebrar, que la obra maestra de Tobe Hooper, un auténtico ejemplo de cómo generar auténtico horror, con un manejo de la cámara privilegiado, y un estilo sádico y extremadamente agresivo con el espectador, sentó las bases del slasher para que infinidad de títulos, más o menos afortunados, ocuparan su espacio en el género de terror, particularmente en la década de los ochenta, donde llegó incluso a reinar, gracias a títulos que rápidamente se convertían en sagas kilométricas, como el más solicitado y deseado por el público.


Con la misma vocación por participar, y elevar incluso la apuesta, Damien Leone ha conseguido con Terrifier, emparentarse con ese cine de Serie B tan característico, a poco que ha tenido un presupuesto más decente para sus dos últimas entregas, evolucionando a partir de un aspecto más primitivo y modesto, originalmente desde el mundo del cortometraje, hasta el primer largo, 'La víspera de Halloween' (2013), dirigido, montado y escrito de manera episódica por Leone, a mayor gloria de un Art entonces interpretado por Mike Giannelli, y donde ya se vislumbraba, pese a sus limitaciones, ese gusto por el exceso perturbador que 'Terrifier' (2016) iba a explotar, ya si con un rostro más adecuado y las formas del actor David Howard Thornton, para incidir con mayor énfasis tan peculiar y degradado universo de fantasía gore.

Tras recibir con Terrifier 2 (2022), apoyos tan notables como los del binomio Doctor Sueño, formado por el realizador Mike Flanagan y el escritor Stephen King, y por encima a de todo, el entusiasmo del respetable, era de esperar el regreso de Art, sobre todo tras el final abierto de dicha entrega, lo que da lugar a un nuevo episodio, en el que los habitantes del condado de Miles, en especial Sienna y Jonathan, supervivientes de la última oleada de horror clown, vuelven a verse sacudidos por esa figura de genuina maldad, situados en esta ocasión en la víspera de Nochebuena.

Si algo positivo se puede decir del trabajo de Leone y su equipo, es la voluntad por evolucionar e ir mejorando con cada nueva entrega, Terrifier 3 mantiene sus imperfecciones, casi todas inherentes al peaje que sufre un producto de tales características, pero sigue jugando sucio en el buen sentido, sorprendiendo con sus excesos gore, incluso cuando el espectador ya conoce a que se expone, recurriendo a pequeños homenajes a grandes películas del género, e incluso a escenas muy previsibles, recubiertas de los típicos clichés de terror, las cuales retuerce con enorme crueldad, para mayor deleite de los amantes a las experiencias fuertes en la gran pantalla.

Otro acierto, es llevar la acción al periodo navideño, unas fiestas generalmente infumables, cuya vocación comercial justifica volar por los aires su esencia, en una explosión de sangre que algo de crítica lleva implícito en su exposición, por mucho que lo intención real de Leone sea excederse y provocar, tampoco deja de lado seguir apuntando detalles sobre su aspecto sobrenatural, el cual parece dejar mejor dibujado, a la espera de una nueva entrega, que quizá promete abrir las mismísimas puertas del infierno.

En los apartados técnicos, señalar el uso del sintetizador en la música, para emparentar aún más al film con los mencionados clásicos del slasher ochentero, así como un destacado trabajo de maquillaje artesanal, con un breve cameo incluido de esa leyenda llamada Tom Savini, que en suma se erige como la mejor forma de exponer, o al menos de manera más autentica, un estilo gráfico y agresivo protegido por ingentes cantidades de sangre y carne mutilada, cultivada en genuina piel del látex.

Del reparto, y esto podría extenderse a cualquier entrega de 'Terrifier', resulta curioso como la mayoría de los actores, independientemente de su edad, parecen directamente sacados del cine para adultos, o estar a un paso de entrar en él, algo que no eleva la calidad de la cinta, aunque si la emparenta con un género del que no se encuentra demasiado lejos, potenciando ese espíritu burlón y artísticamente despreocupado, que parece dominar dicha faceta de la producción.

Finalmente, Damien Leone ha conseguido insertar su obra macabra en la cultura popular, recuperando viejas esencias de aquel cine de terror de Serie B tan característico, y alcanzando ese logro tan valioso para el género, que consiste en convertir la codiciada máscara de su protagonista, en un nuevo referente para la noche de Halloween, mientras cinematográficamente avanza firme como saga, protegido tanto por nostálgicos de la vieja escuela, como por las nuevas generaciones, la mejor prueba del éxito de tan particular producto de horror y fantasía.





 

Publicar un comentario

0 Comentarios