Narratofilia (Irrecuperables, 2025) es una novela corta sobre la vida de Alexia Noble, una actriz porno española de origen rumano. La obra tiene una voz narrativa extrañísima e irreverente: el texto está escrito en primera persona del plural porque las narradoras son las tetas de la propia Alexia. Una parte de su cuerpo, el pecho, habla sobre la cosificación de la mujer. Hay demasiadas ideas contenidas en unas pocas páginas, aunque se intuye una cierta provocación para quienes practican la cultura de la cancelación.
Hablar de Andrés Lomeña es básicamente evocar algo más de tres décadas de amistad y complicidad, una relación forjada desde la adolescencia, en la que su más que evidente capacidad intelectual, apreciable desde el momento en que le conocías, le ha llevado a convertirse en un autor literario muy particular, poseedor de ese universo original e intransferible, que para los que le conocemos, supone toda una marca de estilo reconocible, que hace extensible su contagioso entusiasmo.
Precisamente, la idea de entrevistarle no sólo obedece al placer de ejecutar un amistoso tercer grado, sino también el intentar hacer extensible ese mencionado entusiasmo por su última obra. Narratofilia es un sueño perseguido hace tiempo, casi desde que medio en broma, y más en serio, este que os escribe incitó en público al autor, el cual presentaba otra de sus novelas anteriores, a escribir sobre el tema, por lo que considero finalmente su existencia como un pequeño triunfo personal.
Todo relato erótico debería resultar excitante, y no cabe duda que Narratofilia lo es. Os invitamos a descubrir el proceso creativo a través de las palabras de su autor.
- Antonio Alcaide: Tenían que ser pechos, era inevitable conociéndote, cada uno tiene sus propias filias, háblanos un poco de las tuyas y de la inspiración para escribir la historia de Alexia Noble.
• Andrés Lomeña: Mis filias cinéfilas quizás sean un tanto extemporáneas, ya que las películas de Russ Meyer y su obsesión por los bustos generosos no nos pertenecen generacionalmente hablando. Por otra parte, el cine de Tinto Brass siempre me pareció un horror estético y argumental. La verdad es que di con escenas llenas de sensualidad donde menos me lo esperaba (Patricia Arquette en Carretera Perdida o en Amor a quemarropa, por ejemplo), pero me temo que buena parte de mi influencia audiovisual vino de telefilmes softcore que provocaban más risa o vergüenza ajena que excitación. Sonará moralista o exagerado, pero el porno que consumían mis amigos no me parecía muy distinto del gore más amable (el del primer Peter Jackson), es decir, veía aquellos vídeos como algo hipertrofiado y poco excitante, si bien había momentos fugaces de hilaridad (por lo ridículo del guion, básicamente).
Alexia Noble surge de un delirio colectivo, en el sentido de que es el agregado grotesco de las fantasías sexuales de mis amigos en los años de instituto (el que quería poner a quien fuera a cuatro patas, el que se lo iba a afeitar a su novia sin siquiera preguntarle si ella quería, etc). La poeta Louis Glück dijo aquello de: “Miramos el mundo una sola vez, en la infancia. El resto es memoria”. Yo diría justo eso, pero no con la infancia, sino con la adolescencia. Alexia Noble es una creación literaria inspirada en lo más sórdido del onanismo noventero, el del VHS, las pajas en grupo, las pornotecas y el vanagloriarse de las conquistas sexuales cuando en realidad eres virgen.
- La división que divide la estructura en cuatro partes, y recorre desde Softcore a Milf, pasando por Casting y Hardcore, ¿te sirvieron para escribir las diferentes evoluciones del personaje por separado, o tu trabajo ha seguido un curso lineal? A veces me parece que podrían funcionar como algo independiente dentro de la fantasía que expone.
• La verdad es que tardé más de diez años en atreverme a escribir Podio y más de un año en terminarla. Con Narratofilia fue muy diferente: empecé a escribirla justo después de terminar Podio y la había concluido en aproximadamente un mes. Quería que el ritmo narrativo fuera como una gayola: empieza fuerte, va a más, el asunto dura poco y el final es necesariamente un poco decepcionante (¿Ya?). Así que la estructura en cuatro partes fue algo tan veloz que escapaba a cualquier planificación. Por decirlo de la forma cursi y afectada en que suelen hablar los escritores de sus personajes: Alexia tomó la iniciativa e hizo conmigo lo que quiso.
- Personalmente, he disfrutado más con el despertar sexual de Alexia que con su posterior ascenso a la gloria del cine para adultos, dentro de lo que, por otra parte, y por lo general, es un más que excitante recorrido erótico.
• Supongo que tiene ver con una de las preguntas anteriores: su despertar sexual rememora nuestra adolescencia, lo demás ya es una especie de conjetura llevada al límite sobre un mundo que realmente no conozco de primera mano. El ascenso a la gloria de Alexia tiene que ver con el deseo irracional de reconocimiento (el de los escritores o el de los cineastas, lo mismo da), mientras que la primera parte muestra el sexo como un juego social donde hay actores y actrices realmente torpes. Narratofilia es una obra misantrópica y no me importa reconocer que un poco misándrica también… pero es que hay tíos que se lo han ganado a pulso.
- Las referencias musicales o literarias están en la novela, pero personalmente, son las que hacen alusión al séptimo arte, las que me han encantado, transitan por películas tan perversas como Las amistades peligrosas, cita a directores lascivos y provocadores como el holandés Paul Verhoeven, o directamente a grandes películas como Boogie Nights, del maestro Paul Thomas Anderson, que precisamente tiene que ver con la pornografía. Cuando eres cine, no puedes evitar separarlo del proceso creativo, ¿o me equivoco?
• A pesar de mi escasa imaginación visual, el cine desempeña un papel vital en el plano intelectual. Me tomo los (falsos) documentales de Herzog como si fueran manuales de antropología. En este sentido, Boogie Nights es como una etnografía sobre la industria del porno, con un estilo que recordaba mucho al mejor Scorsese (¿acaso hay un Scorsese malo)? De todos modos, hay ecos de muchas otras películas, como la entrañable Beautiful Girls o la refrescante Clerks. ¿Cómo no sentirse identificado cuando el protagonista está entre un grupo de paletos que suspira por una chica guapa, o cuando un tonto a las tres habla del número de mujeres a las que se ha follado? Narratofilia tiene mucho de ajuste de cuentas, de escupitajo y también de autocrítica. Es una sátira, una autoparodia, una biografía bufa.
- Seguimos con el Séptimo Arte, si Billy Wilder era Dios, y en esto hay poca discusión, ¿en el mundo del porno Sasha Grey es una diosa comparable a un nivel tan extremo?
• En realidad, siempre me han interesado los personajes menores o secundarios. Hace poco disfruté muchísimo con la novela James, que es una reescritura de Huckleberry Finn desde la perspectiva del esclavo Jim. Por no evitar tu pregunta: me encantaría saber más de una actriz relativamente poco conocida como Kira Kener y menos de Angela White, que sin embargo es una celebridad al haber sido la primera mujer en ganar tres veces el premio AVN a la mejor actriz del año. No obstante, Jenna Jameson cambió la industria y Christy Canyon fue la que rompió mi himen pornográfico al concederme una entrevista que sirvió de brújula para esta novela.
- Hay grandes citas en Narratofilia, y también algo de denuncia. Estamos en el Siglo de la mujer, aun así, y te cito textualmente, el porno a su modo, plantea un problema para la emancipación femenina. ¿Tanto queda aún por recorrer por la verdadera igualdad?
• Me temo que sí. La novela es una denuncia de la cultura patriarcal contada desde el mismísimo glande de la cultura heteropatriarcal. No basta con que las mujeres puedan aportar una mirada femenina; también conviene que los hombres nos deconstruyamos, o que al menos reconozcamos explícitamente nuestra herencia y educación marchirulas.
- La historia se ambienta en Málaga. ¿Te sentiste cómodo escribiendo sobre nuestra ciudad?
• Ballard quedó fascinado con la sordidez de la Costa del Sol (como podemos observar en su novela Noches de Cocaína), así que nuestra provincia era el lugar perfecto para escribir sobre porno, habida cuenta de la pornografía urbanística y de todo tipo que hemos vivido en las últimas décadas. Afortunadamente, ya nadie recuerda El gran polvo, pero aquel reality show se grababa en Torremolinos.
- La editorial Irrecuperables se ha lanzado al barro con Narratofilia, háblanos un poco de este proyecto, que parece apostar por enfoques y propuestas más atrevidos.
• Irrecuperables es una editorial pequeña que publica auténticas rarezas de filosofía y sociología. Narratofilia no es una lectura fácil, pero el sexo tampoco es fácil. El sexo, además, nunca es solo sexo. La historia de Alexia Noble no tiene cabida en el mercado actual. La editorial Irrecuperables se podría haber llamado Impublicables y su nombre sería una broma fácil aunque muy acertada sobre la pornografía del mercado editorial.
- Antonio Alcaide: Espero ansioso un segundo título orientado hacia la misma temática, aunque para ello tengan que pasar otros veinte años.
Andrés Lomeña Cantos (1982) es licenciado en Periodismo, en Teoría de la Literatura, y en Literatura Comparada, también es doctor en Sociología, así como colaborador habitual del HuffPost y coordinador en la fundación Common Acción Forum. Además, ha publicado artículos en periódicos como El País, El Confidencial, CTXT o Sinpermiso, y es el guionista del multipremiado cortometraje Psicópolis. Actualmente trabaja como profesor de filosofía en el instituto público Ben Gabirol.
Entre sus publicaciones destacan:
● Filosofía para frikis (Libros Indie, 2025)
● Podio (Alianza Editorial, 2022)
● Filosofía en Rebanadas (Arcopress, 2022)
● Python para filósofos (Marcombo, 2022)
● Filosofía a sorbos (Arcopress, 2020)
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