34 Fancine: Festival de Cine Fantástico Universidad de Málaga. Día 6: 'Spermageddon', 'El Instinto', 'Night Call', 'MadS', '1978', y 'Little Bites'.


 20/11/2024


Camino de la despedida, tras escalar la segunda etapa reina del Fancine, con los cortometrajes ayer, toca completar los dos títulos que nos faltaban a concurso, de cara a la elección del premio 'Gato Rabioso', que entrega la prensa acreditada, en un año donde no hemos dejado ni un cabo suelto, completando nuevamente la proyección de los diez títulos en competición.

Llegó el momento, la elegida como mejor película por la redacción de Fusion Freak, es 'Maldoror', de Fabrize du Welz, un potente thriller, basado en hechos reales, sobre el secuestro de unas niñas en Bélgica, sucedido durante la década de los noventa, que sacudió a la opinión pública, y puso en tela de juicio la actuación, y la inexistente colaboración, de los diferentes cuerpos de policía y seguridad del estado.

Otro título muy recomendable, situado en el apartado Fanzriller, es 'Night Call', otro thriller contundente desarrollado en una sola noche de pesadilla, que también pertenece a la cinematografía belga, por lo que podemos concluir, su añadimos a su vecino galo con la también estupenda 'El segundo acto', del inclasificable Quentin Dupieux, que zona geográfica se lleva el gato al agua en esta edición.

Abrimos por última vez el cajón de sastre, para dejar las últimas películas de las diferentes secciones fancineras, con una curiosidad, este año hemos dejado la animación para el final, pero por suerte, la espera ha merecido la pena. Nuevamente tenemos que agradecer a Samuel Béjar Ramirez, amigo y colaborador de esta casa, por su segunda reseña tras 'Twilight of the Warriors: Walled in', en este caso para traernos la cinta española 'El Instinto', de la que ya comentamos previamente, el encuentro con sus responsables en la crónica del pasado sábado.

Tiempo habrá mañana para conclusiones y agradecimientos, con la publicación del palmarés y la gala de clausura, para una nueva edición, la 34, de nuevo tendente a lo memorable en contenidos, y que promete con su última película, la animada 'Memorias de un caracol', poner el broche de oro a un Fancine en constante lucha por superarse cada año.

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- Ànima Zone: 

SPERMAGEDDON 

Sucede a veces, que el Séptimo de los Artes se reserva una refrescante sorpresa, que generalmente debe contener el grado necesario de incorrección para resultar genuina, y donde también suele ser habitual que la nacionalidad que porta, proceda de una cinematografía más bien libre de prejuicios morales.

Jens y Lisa se gustan desde hace un año, aprovechando un campamento de fin de semana con sus amigos, parecen estar dispuestos a tener su primera relación sexual, algo que va a hacer saltar todas las alarmas dentro de sus cuerpos.

El realizador noruego Tommy Wirkola, conocido por Zombis Nazis, une sus esfuerzos a su compatriota Rasmus A. Sivertsen, un conocido animador del país nórdico, para presentar Spermageddon, un trabajo en 3D que se podría definir como una versión hardcore de cualquier producción Pixar, atendiendo a la reciente 'Del Revés', solo que cambiando sentimientos por espermatozoides, con toda la carga de transgresión que ello genera.

Curiosamente, sus responsables no se cortan en introducir números musicales, los cuales de algún modo satirizan sobre el propio concepto de las películas de animación, con unas coreografías delirantes e ingeniosas, que unidas al propio lenguaje del film, soez e incorrecto cuando la historia lo requiere, (que es básicamente casi todo el tiempo) configuran a la cinta como una experiencia auténtica y cautivadora, que además posee un deslumbrante fondo estético.

Entre dos universos, el de sus jóvenes protagonistas entregados a el frenesí de sus hormonas adolescentes, y el interior corporal de ambos, con especial significación para Jens, cuyo volcán en erupción está a punto de desatar el apocalipsis del título, la cinta se posiciona también como la clásica película de aventuras, con un tono escatológico, y momentos tan delirantes, como es utilizar La Cabalgata de las Valkirias de Warner a modo de carrera por alcanzar el óvulo.

Precisamente, la música de Christian Wibe es estupenda, así como la selección de temas escogidos, lo que finalmente coronan uno de esos trabajos sorprendentes y muy recomendables, que aprovecha un lenguaje claro y genuino, y nunca se esconde de lo incomodo, la clase de exposición sincera e irreverente, que seguramente haría más por la juventud, hablando en modo didáctico, que la mayoría de absurdas y metafóricas campañas de prevención, que poco o nada pueden hacer ante el inmenso poder de la pornografía en las redes.


- Fantástico Nacional:
EL INSTINTO 
Abel (Javier Pereira) es un arquitecto que lleva tres años confinado en una casa de diseño propio en los campos de Murcia por culpa de su agorafobia, teniendo por única compañía a su perro Leo y las visitas ocasionales de Sonia (Eva Llorach), su ex pareja y actual socia. A raíz de un desafortunado accidente, conocerá a José (Fernando Cayo), un renombrado adiestrador de perros de la zona, el cual a raíz de conocer su problema se ofrece a ayudarle: su plan es usar los mismos métodos que usa con sus perros de caza, en los que el instinto prima sobre la duda para superar situaciones de estrés.

El Instinto plantea a modo de thriller una premisa interesante, aunque no tanto original. Ubicada en una sola localización y con una trama soportada por tan sólo tres actores (sobre todo en sus dos personajes masculinos), explora esa idea de relación entre dos personajes en la que uno se va sometiendo poco a poco al otro hasta el punto de perder su estatus como persona, llegando ser tratado como un animal. El desarrollo de la trama está bien sostenido por sus intérpretes (geniales Pereira y Cayo) y arropado por una dirección correcta, que sabe apoyarse en un entorno lo bastante claustrofóbico y desapacible (el omnipresente sudor, la soledad del escenario, o la sensación de encierro incluso cuando los personajes están a cielo abierto) como para causar incomodidad, pero acaba pinchando por el propio peso del libreto, que se autoimpone una serie de limitaciones temporales (la trama ocurre en sólo dos semanas) así como en el desarrollo de la relación entre sus personajes. Tal vez un ritmo diferente entre la primera y segunda mitad de la cinta hubiera permitido explorar mejor ese punto donde la trama se vuelve verdaderamente oscura, y que siendo precisamente su plato fuerte, parece quedar un poco a medias.

A pesar de todo, El Instinto es una producción que aunque pequeña, tiene la valentía de ofrecer esa clase de cine que puede resultar turbio y transgresor en un mercado que opta por productos más comerciales y estandarizados que es de agradecer, dando la sensación de que si no profundiza más en el tema que plantea es por motivos de tempos de producción que por voluntad propia.


<Escrito por Samuel Béjar Ramirez>

- Fanzriller:
NIGHT CALL
El thriller nocturno de corte criminal, comienza a ser un género reconocible, que siempre alude de algún modo a esa obra maestra de Scorsese que es Taxi Driver, todo un manual sobre cómo retratar ambientes degradados, y radiografiar perfiles expuestos al límite de su propia supervivencia o cordura.

Mady es un joven cerrajero, que trabaja de noche en la ciudad de Bruselas, pese a andar con cautela con los clientes, acepta el encargo de una joven, y acepta abrir la cerradura de su supuesta casa, sin saber que está a punto de vivir la peor de las pesadillas.

Desarrollado durante una noche completa, hasta la llegada del amanecer, Night Call es un relato potente, rodado con nervio por su debutante realizador, un Michiel Blanchart que trabaja a partir de su propio guión original, tensionando los resortes de un género que necesita de cierto virtuosismo para resultar convincente.

Con un montaje adecuado y frenético, y un gran trabajo musical de Tanguy Destable, que ayuda a potenciar el tono impactante que recoge la cinta, la fotografía amarillenta, proveniente de la luz artificial que ilumina las calles de Bruselas, así como los oscuros y opresivos espacios de interior, confirman en suma, el compromiso técnico de los implicados para dar mayor verosimilitud a la historia.

Con el movimiento Black lives Matter de fondo, a modo de protesta por las calles de la capital belga, es de agradecer que no se utilice el asunto como un instrumento aleccionador, si no simplemente como un suceso perfectamente adosable a la trama, la cual se aprovecha de formas y simbologías incluso extremas, que acaban devoradas por el propio frenesí de una historia, que no tiene tiempo ni ganas de realizar ningún discurso social para su causa.

Del reparto, destacar el esforzado trabajo en la cuerda floja de Jonathan Feltre, cuya juventud y escaso bagaje cinematográfico, parecen augurarle un futuro muy prometedor, en contraposición de la mayoría de perfiles maleantes que le rodean, algunos ligeramente estereotipados, pero en general contundentes, con especial significación para una Natacha Krief, tan encantadora como peligrosa.

Finalmente, la ópera prima de Michiel Blanchart se revela como un impetuoso y sugestivo thriller nocturno, dotado de una energía genuina, de esas que suelen atrapar al espectador en su particular relato de supervivencia, mientras le empuja a tomar las mismas decisiones que su protagonista, lo que convierte a Night Call, en un trabajo diseñado para hacer las delicias de los amantes al cine criminal tenso, sobrado de adrenalina.


- Horror Zone:
MadS
Resulta curioso que el cine de nuestro vecino francés, generalmente tendente a la pretenciosidad, se encuentre a la vanguardia del fantástico y el terror desde hace ya algunos años, gracias al impulso de una nueva generación de realizadores, casi todos surgidos en ese caldo de cultivo tan polarizado del nuevo siglo, que indudablemente, y dado el crisol cultural que atesoran los galos, se ha hecho notar especialmente en lo social, lo cual ha alcanzado también, y de forma inevitable, a su particular discurso político.

Dirigida por David Moreau, a partir de su propio guión original, MadS presenta una noche de pesadilla, en la que Romain sufre el ataque en su coche de una perturbada, suceso que acaba de forma trágica, y del cual no puede informar a las autoridades por haber consumido previamente una extraña sustancia estupefaciente.

Un trabajo experimental, rodado en un solo plano secuencia, con una extraña y tensa energía propia, que juega en principio al despiste, para acabar abrazando, una vez que los dos personajes femeninos, relacionados directa y sentimentalmente con el protagonista, entran en escena, uno de los subgéneros del horror más reconocibles, punto de inflexión en el que la cinta alcanza sus mejores momentos.

Esto es, que MadS pone en práctica ese siempre deseado efecto fílmico de ir de más a menos, serán muchos los que acaben agotados por sus transiciones iniciales, más aún cuando Romain, su primer protagonista, al cual da vida Milton Riche, resulta del todo antipático y despreciable, algo que no sucede con sus partenaires femeninas, Julia y Anais, interpretadas por Lucille Guillaume y Laurie Pavy, respectivamente, las cuales, y en especial esta última, resultan bastante más creíbles en el exceso, por mucho que jueguen con ventaja una vez se ha desmadejado gran parte de la trama oculta.

En los apartados técnicos, hay que reconocer a Moreau y su equipo, el haber rodado el film en apenas cinco días, consiguiendo ese plano secuencia sin cortes de poco más de 90 minutos, resultado de una de las varias tomas que ejecutaron, y que incluyen una multitudinaria fiesta adolescente en una sola localización, que seguro implicó una enorme dificultad, así como las escenas de vehículos en movimiento, con algún ejemplo de equilibrado virtuosismo, como el inquietante momento que sucede a bordo del ciclomotor de una de las protagonistas.

Finalmente, el viaje desenfrenado y lisérgico que propone MadS puede resultar agotador, sobre todo para aquellos que no estén muy al tanto de un tipo de propuesta, cuyo espacio natural reside en la sala oscura de los distintos festivales de cine fantástico o de terror, serán ellos, parroquianos habituales, los que sepan apreciar sus virtudes, casi todas de carácter técnico, y dejarse atrapar por su apuesta inmersiva, dejando a un lado que todo esté al servicio de un relato, que pasa por alto cualquier profundidad en la historia o en los personajes, y tampoco apunta ninguna clase de crítica social o política, escenificando la clase de peaje, que suelen pagar este tipo de producciones de corte tan experimental.


- Horror Zone: 

1978

El cine argentino de horror vive un buen momento, gracias sobre todo al impulso de realizadores como Demián Rugna, que ha conseguido, gracias a que 'Aterrados', y sobre todo 'Cuando acecha la maldad', el mejor estreno USA de la historia de su país, internacionalizar un estilo, que por suerte, ya no queda escondido en ese cajón más escondido de la Serie B, al que sólo unos pocos amantes de lo exótico, o de lo culturalmente diferente, podían acceder.

Con la misma intención de llamar la atención más allá de sus fronteras, los hermanos Luciano y Nicolás Onetti, presentan con 1978, a partir de su propio guión original, una historia a dos niveles de horror, desarrollada en una sola noche, la de la final del Mundial de fútbol celebrado ese año en Argentina, y que supuso el primer título de la albiceleste.

Rodada básicamente en un escenario único, un centro de detención, donde los torturadores de la dictadura militar de Videla, interrogan a una serie de estudiantes universitarios, buscando completar la red de la militancia a la que están unidos, la historia gira diametralmente cuando uno de ellos, les pone sobre la pista de un grupo bastante peculiar, al cual interrumpen en su sombría reunión, sin percatarse de la ausencia de ningún discurso o símbolo político en el lugar.

Con dos mitades claramente diferenciadas, una inicial bastante más genuina y extrema, que antes que los Onetti abren sus particulares puertas del infierno, y sin recurrir a ningún elemento sobrenatural, resulta más aterradora e incómoda que la posterior escabechina truculenta, la cual se muestra bastante más torpe e insustancial.

La inserción de inicio de perfiles más veteranos, los cuales, y pese al carácter atroz de sus personajes, resultan del todo convincentes, es otro de los peajes que sufre esa segunda mitad, donde los actores más jóvenes, muchos de ellos engendros, no están al mismo nivel de convicción, por mucho que el siempre deseado maquillaje artesanal, con alguna figura inquietante, intenten hacer su trabajo en el aspecto visual.

En esa línea, el uso de irritantes y constantes fundidos a negro, arrojan un resultado de rancia desconexión, a lo que no ayuda el mostrase ingenua, o incluso previsible en su parte más demoníaca, estropeando de manera torpe los hallazgos iniciales, y en lo general, el esfuerzo técnico de sus más implicados.

Finalmente, Los hermanos Onetti desperdician con 1978 la oportunidad de haber realizado un trabajo extremo relevante, que no necesitaba para nada sumar el componente sobrenatural a su causa, mientras pierden igualmente la coyuntura de mostrar al film como un grito de rabia contra el extremismo, o la eterna polarización de la sociedad Argentina, aspectos que se difuminan tristemente bajo esa masa sanguinolenta, tan vacua como deforme.


- Horror Zone:

LITTLE BITES

Tercera película de horror del tándem formado por el director Spider One y la actriz Krsy Fox, para afrontar, a partir del propio guión original del realizador, la historia de una madre viuda, que tiene a una inquietante criatura en una habitación del sótano, a la cual tiene que alimentar con su propio cuerpo, cada vez que ésta hace sonar su campanilla.

Recurriendo a algunos homenajes a películas ya clásicas del género, como El Resplandor, por el uso de ese tipo de sonidos espaciales tan desasosegantes, adecuados para recorrer las paredes de cualquier tipo de edificio, y sobre todo Hellraiser, de la que toma prestada su principal línea argumental, así como la presentación en las sombras de su particular engendro, el cual se configura con bastante acierto, gracias a ese inquietante discurso que porta, muy pausado y tranquilo pese al carácter salvaje, y el aspecto sumamente amenazador que luce.

Rodada básicamente en un escenario único, la casa donde se suceden casi todos los acontecimientos del film, con un par de escenas de exteriores, que sirven como pequeña pausa de relax para la protagonista, la capacidad de Spider One como realizador transita entre lo lento y lo previsible, sobre todo en el inicio, donde apenas sabe aportar ritmo a una historia, que ya posee los suficientes elementos de atracción para resultar interesante, algo que se acentúa aún más en los contrastes, cuando puntualmente cambia de escenario, y bien parece que a nivel técnico, estemos asistiendo a otra película diferente.

Como aspecto positivo, hay que reconocer que sus responsables han conseguido que la parte central del film, adquiera un mejor desarrollo que la presentación o el desenlace, en ese nudo se suceden las mejores y más tensas escenas de Little Bites, entre el homenaje y una mayor presencia de la criatura, diseñada con un gusto adecuado por lo grotesco y lo sangriento, y donde el maquillaje artesanal bien empleado, supone el mayor hallazgo del film.

También hay que reconocer, pese a lo limitado de su capacidad interpretativa, que la actriz Krsy Fox se esfuerce al máximo como madre coraje, mientras ejerce labores de productora junto a Cher, la cual consigue un pequeño papel para su hijo Chaz Bono, y el refuerzo desde el plano secundario de dos actrices muy recordadas por los aficionados al terror ochentero, las veteranas Barbara Crampton (Re-animator) y Heather Langenkamp (Pesadilla en Elm Street), aunque se alguien merece ser destacado, ese es sin duda Jon Sklaroff, cuyo trabajo práctico como entidad monstruosa, resulta del todo genuino.

Finalmente, Little Bites es un trabajo que únicamente podrá llamar la atención de aquellos aficionados al horror, que por puro completismo, quieran añadir el título a su colección, indagando entre los homenajes, y alguna escena con cierta capacidad para la tensión, en lo que por lo general, adolece se un estilo torpe y falto de energía, aunque quizá el mayor reproche, venga de la nula habilidad para dotar a su criatura de un concepto más legendario, que apunte un mínimo sobre su origen, y no lo entregue todo a un absurdo relato sobre la maternidad, y esa dificultad de criar a una hija en soledad, un argumento banal, más propio de un telefilm de sobremesa, que no requería de tanta parafernalia. 









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