Crítica a 'Pobres Criaturas': Yorgos Lanthimos, en su excéntrica visión sobre la libertad femenina, culmina una obra deslumbrante.


Pocas carreras cinematográficas han sufrido un ascenso tan meteórico, como la del griego Yorgos Lanthimos, un rara avis excéntrico, que con apenas un par de títulos, Canino (2009), y Langosta (2015), supo llamar la atención del respetable, con esa mezcla entre lo original y lo pretencioso, tan del gusto en los diferentes festivales de prestigio.

El estreno de La Favorita, en 2018, supuso un cambio de rumbo, tanto en su faceta de autor, en la que dejó la tarea de guionista para asociarse con Tony McNamara, como en el inicio de su relación profesional con Emma Stone, la actual Novia de América, un tándem que ha despertado en el realizador un interés más prosaico, que sin haberle hecho abandonar su sello personal, ha acercado indudablemente su estilo a una audiencia bastante más extensa.

Aprovechando el impulso de dicho dúo, el realizador heleno se pone tras la cámara para dar forma a la adaptación de Mcnamara de la novela de Alasdair Gray, para una historia ambientada en el S.XIX, que recoge el mito de Frankenstein para presentar a Goodwyn y Bella Baxter, padre e hija, doctor y criatura, donde se muestran de inicio las ansias de la renacida, por conocer y devorar el mundo.

Un relato de tono clásico, pero a la vez muy vanguardista, con algún tinte steampunk, y un lenguaje propio con unos diálogos muy bien expresados, que ante todo, expone un poderoso relato sobre la libertad de la mujer, mientras versa sobre temas tan universales como la filosofía o el sexo, buscando incluso la provocación, pero sin equivocar nunca las formas, de manera limpia y sencilla, no perdiéndose en discursos cargados o aleccionadores, algo que indudablemente supone la mejor forma de hacer apología del feminismo.

Como fantasía visual, primero expresionista, a tono con los clásicos del cine mudo, más tarde como extravagante y colorido paseo por el viejo continente, Pobres Criaturas es un viaje apasionante y apasionado, que presume de un diseño de producción apabullante, por imaginativo, y por esa deseada forma artesanal de hacer las cosas, extendida al resto de apartados técnicos, entre los que destacan la música de tono experimental de Jerskin Fendrix, y la excelente fotografía de Robbie Ryan.

Igualmente, nada de esto sería posible sin un reparto cómplice, que vuelve a demostrar la enorme capacidad de Willem Dafoe para los perfiles grotescos, dando vida al Doctor Baxter con enorme convicción, bien acompañado de una galería de personajes muy bien escogida, donde todos tienen algo o mucho que decir, y entre los que Mark Ruffalo, en la piel del pérfido Duncan Weddenburn, está realmente inconmensurable.

Aunque sí alguien merece ser mencionada como ejemplo de máxima entrega, esta es sin duda Emma Stone, la peculiar novia de Frankenstein de Lanthimos, de la que sería injusto decir que sólo presta su físico y esfuerzo al personaje de Bella, aquí más bien se ha dejado el alma, en un espectáculo interpretativo del que se hablará sin duda en los años venideros.

Finalmente, Yorgos Lanthimos ha conseguido con pobres Criaturas un trabajo bastante más depurado, quizá no tan incisivo, o canino, como sus primeros títulos como realizador, pero bastante más deslumbrante si se suman todas las facetas de la producción, algo de lo que Pobres Criaturas puede presumir, como impecable y cuidado relato de fantasía excéntrico, que además despierta ese entusiasmo curioso, el mismo que porta su pintoresca protagonista, haciendo cómplice a un espectador, que a poco que se sienta huérfano de frescura y originalidad, en el generalmente convencional universo cinematográfico, encontrará en el film una sonora recompensa.





Publicar un comentario

0 Comentarios